Hemos hablado en numerosas ocasiones del departamento colombiano de Antioquia y de su activo Centro Vasco. Hoy volvemos aquella parte del mundo porque uno de los impulsores del Centro de Estudios Vascos de Antioquia ha recogido en su cuenta y en la del centro vasco un articulo que, firmado por Juan Carlos Iragorri, fue publicado por el diario colombiano El Tiempo en 2001.
¿Por qué tiene interés este articulo de hace ya 20 años? Pues muy sencillo. Porque el eje de su discurso es poner en duda una creencia, que por lo que parece es popular en aquellos lares, de que la imagen de laboriosidad de la que disfrutan los habitantes del departamento de Antioquia, se debe a la influencia de los migrantes vascos llegados en la época colonial.
Se basa para poner en duda esta percepción popular en las informaciones recogidas en el diario madrileño El País y firmadas por Mónica Salonome, sobre un estudio publicado por la revista American Journal of Human Genetics. En este estudio realizado en Medellín, se analizaba el ADN de un grupo 80 individuos que eran estudiantes y personal de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia y del Hospital Universitario San Vicente de Paul.
Las conclusiones del estudio indica que los colonos llegados a esta zona de Sudamérica provenían sobre todo del sur de España, y en menor proporción del País Vasco y Cataluña, identificándose, además rasgos genéticos típicos de la población judía y del norte de África.
Pues bien, este estudio, es suficiente como para que el Sr. Iragorri (un indiscutible apellido vasco) llegue a la conclusión de que es muy dudoso de que en el binomio laboriosidad-Antioquía, el nexo sea vasco.
La verdad es que el estudio del año 2000 sólo muestra lo evidente, al menos en lo que se refiere a la llegada de población vasca a las Colonias americanas propiedad del también rey de Castilla: los vascos que llegaron fueron pocos.
Es que a los vascos les pasaba en aquella América, lo que a los reyes en el infierno, según afirmara en aquella misma época otro de los pocos vascos que estaban en América: Lope de Aguirre, un vasco nacido en Oñate y que fue muerto en Isla Margarita. Este conquistador, en su carta a Felipe II , escrita en 1561, declaraba desde el «Pirú» la independencia de las tierras que iban desde Panamá hasta la Patagonia. Y en ella afirmaba que, «pocos reyes van al infierno porque sois pocos». Como nos lo recuerda Francisco Igartua, otro vasco de Oñate aunque nacido en el actual Perú. Ni que decir tiene que su memoria quedó condenada por la enorme osadía de enfrentarse a un rey.
Claro que llegaron pocos vascos en aquella parte de América. Es que había muy pocos vascos en comparación con castellanos, andaluces, catalanes… Y por tanto, por muy grande que fuera la emigración de los vascos en relación a su población, fue pequeña si la compararon con otros.
Lo que sí es verdad es que fue diferente. Es pequeña población consiguió una posición social, económica y política de enorme importancia. Tanto en la América colonial, como en las repúblicas americanas que se conformaron tras la independencia.
Sirva como ejemplo la Guerra Vasco-Vicuña que se produjo en Potosí, entonces Virreinato de Perú y hoy Bolivia, apenas 60 años después de la carta de Lope de Aguirre.
En esta posición tan reforzada, en lo económico, lo social y lo político, fue fundamental , sin duda, el principio de hidalguía universal que hacia de buena parte de aquellos vascos nobles y por tanto con derechos, en aquella época de arbitrariedad y de abusos a la mayoría de la población.
En buena parte de la tierra vascongada, es decir en buena parte de Araba, Bizkaia, Gipuzkoa y Navarra, los vascos consiguieron el reconocimiento de la hidalguía universal. Que permitía que los labradores, los trabajadores manuales, les pescadores, los comerciantes,… fueran hidalgos. Con lo que, al revés de lo que ocurría en el resto de los reinos peninsulares, en aquellas gentes que viajaron a América se unía una profunda cultura del trabajo, del esfuerzo y el compromiso colectivo, con los derechos que les daba ser nobles. De la escala más baja de la nobleza, pero nobles.
Esa cultura del trabajo no está grabada en los genes, sino en la educación recibida y transmitida de generación en generación por vascos acostumbrados a vivir en una tierra donde la vida era difícil y los recursos escasos. Una tierra pobre, donde sólo esa cultura del trabajo y una mentalidad de comunidad solidaria, de auzolan, garantizaba la supervivencia.
Puede que sea esa cultura del trabajo llevada por los vascos la que arraigara profundamente en la comunidad de Antioquia. No se trata, en absoluto, de una cualidad exclusiva de los vascos, pero sí una parte fundamental de una tipología con la que se definía, y se define, a los vascos.
Hoy en día las caracteristicas genética de los habitantes de nuestra nación no es la misma de la que se daba en el siglo XVI. Pero no son los genes la herencia importante que hemos recibido los vascos actuales de nuestros ancestros. La herencia importante es otra: de sentimiento de pertenencia, cultural, de compromiso social y de respeto a la palabra dada.
No tenemos duda de que los antioqueños se han ganado a pulso, y con los hechos, esa imagen de ser laboriosos. Y tampoco tenemos duda de que la sabiduría popular es eso, sabia, y esa idea popular de que esta forma de ser es en una buena parte una herencia vasca, tiene profundas razones para existir.
Y por cierto, vistos los paisajes de Antioquia, no es difícil entender que los vascos se sintieran “como en casa”.
Les dejamos aquí el artículo de El Tiempo, el estudio publicado en la revista American Journal of Human Genetics, y el artículo de Paco Igartua sobre Lope de Aguirre.
El Tiempo – 8/1/2001 – Colombia
LOS ANTIOQUEÑOS NO SON TAN VASCOS
No son pocos los que atribuyen la laboriosidad de los habitantes de Antioquia a la inmigración de vascos a esa zona del país durante la Conquista. Pero, ojo: pueden estar equivocados, según divulgó recientemente en una nota el prestigioso diario madrileño El País.
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American Journal of Human Genetics- 13/10/2000 – USA
Strong Amerind/white sex bias and a possible Sephardic contribution among the founders of a population in northwest Colombia.
Historical and genetic evidences suggest that the recently founded population of Antioquia (Colombia) is potentially useful for the genetic mapping of complex traits. This population was established in the 16th-17th centuries through the admixture of Amerinds, Europeans, and Africans and grew in relative isolation until the late 19th century.
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Euskonews – 2003 – Euskadi
Que jamás haya memoria del traidor
Lope de Aguirre, vilipendiado por muchos y por otros tenido como el primero que proclamó (sin fortuna) la independencia de un Perú que comenzaba en Panamá y concluía en el estrecho de Magallanes, se autoretrata en la insolente carta que le envió al rey Felipe II, el poderosísimo hijo del “invencible” Carlos V, tratándolo de tú. Es la carta de un alucinado que expone las razones de su rebeldía e, indirectamente, responde a sus enemigos.
http://www.euskonews.eus/0201zbk/kosmo20101es.html