Los diarios de Melbourne avisaron hace unos dias de la llegada de unos diablo vascos especialistas en seducir a la gente con su habilidad usando el fuego. Ahora nos cuentan que los diablos han llegado y han conquistado la ciudad.
Deabru Beltzak at the Norfolk and Norwich Festival in England. Photo: Raphael Helle
No se trata, obviamente, de una invasión sangrienta, se trata del grupo de teatro de calle vasco Deabru Beltzak, que ha sido invitado para abrir el Melbourne Festival 2016.
Recogemos dos artículos. En el primero, del Sydney Morning Herald y que está firmado porStephanie Bunbury, se avisa de su llegada y se encarga de presentar a este grupo vasco de teatro de calle. Un grupo con 10 años de historia que ha recorrido, e hipnotizado, el mundo. Resulta divertido leer las declaraciones de Oscar Castaño “Garbitxu”, uno de lo miembros del grupo, contando algunas de las anécdotas que les han ido pasando a lo largo del mundo.
En el segundo, publicado en The Australian, el autor se centra en un análisis de ls características de este festival. pero también resalta la presencia del grupo vasco en la inauguración del mismo.
Como a veces nos gusta resaltar, el “huso horario” nos da una de esas sorpresas. Nos permite leer el día 10, un diario del día 11 australiano.
Sydney Morning Herald – 4/10/2016 – Australia
Les Tambours de Feu brings fire and witchcraft from the 17th century to Melbourne’s CBD
Drums thunder as the Napoleonic, white-faced troupe walks six abreast down the street; a figure beneath a frame with rams’ horns cavorts around them. When they stop and form a circle, the soldiers’ costumes erupt with fireworks.
Melbourne Festival: parade adds Basque flavour to festivities
A devilishly fun street parade on Thursday night marked the start of artistic director Jonathan Holloway’s first Melbourne Festival. A group of Basque street performers called Deabru Beltzak took a crowd of festivalgoers on a ragged march from Federation Square and into the city’s narrow laneways, led by a giant goat’s head — like a horned devil — and accompanied by pounding drums and occasional flares of smoke and fireworks. The scene at times resembled a witches sabbath from a Goya painting.
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