Fernando Pérez de Laborda
(Getxo, Bizkaia, 1962)
es licenciado en Filología alemana por la Universidad de Hamburgo. En el 2000 se estableció a vivir en Gares/ Puente la Reina, en Valdizarbe, Navarra, tierra de origen de su familia paterna. Allí comenzó a realizar investigaciones sobre la historia del euskera local y publicó varios libros: Gares, historia de un topónimo (coautor, 2011), Casas de Valdizarbe y Valdemañeru. Nombres e historia (coautor, 2014), Diccionario de Valdizarbe y Valdemañeru. Léxico patrimonial actual: euskera y castellano (2017). Historia del euskera en Valdizarbe y Valdemañeru (2019) y El euskera en Navarra. Síntesis de una historia (Editorial Mintzoa, 2023). Ha traducido y editado Un libro Pirenaico de Kurt Tucholsky (Txalaparta, 2018). También ha trabajado en la creación de documentales como Penitencia de Pili Múgica (2018), Quijotes y Semillas (Patxi Úriz, 2019) y Zumiriki de Oskar Alegría, filmada en su terreno de Puente la Reina y estrenada en la Mostra de Venecia del 2019.
Nos va a resultar difícil presentar este libro de Fernando Pérez de Laborda en que se nos muestra qué es nuestro país y sus habitantes a través de 1.219 miradas muy diferentes . Y no es porque Euskal Herria. La mirada extranjera sea un libro que trate un tema ajeno a lo que nosotros tratamos, o que lo haga de una forma que no esté en sintonía con lo que nosotros hacemos. Todo lo contrario.
En las 645 páginas que conforman este libro, los lectores podrán encontrar referencias de personas que nos visitaron y dejaron sus opiniones y que nosotros hemos ido recogiendo en nuestra web. Podrán encontrar esas referencias y muchas más, porque el autor ha incluido 1.219 mujeres y hombres de todos los rincones del mundo que han hablado de nuestro país y nos han definido como sociedad. Unos con el conocimiento que consiguieron al visitarnos, otros de “oídas”. Pero, y esto es lo más importante, casi todos con la mirada y la mente «limpias» de preconceptos. Libres de la visión transmitida por la historiografía y la política francesa o española.
Todos somos lo que somos, pero y, sobre todo, somos lo que los demás perciben que somos. La imagen que transmitimos, las personas, las sociedades y las naciones, es lo que realmente nos define.
Por eso es tan importante para los vascos el trabajo realizado por Fernando Pérez de Laborda. Cuando en nuestras escuelas y en la mayoría de los libros de historia que tenemos a nuestro alcance esa «proyección de lo que somos» está dibujada por aquellos que no nos reconocen como sociedad y como nación, es un regalo que alguien haya hecho el esfuerzo de recopilar la visión que dejaron de nuestro país en esas 1.219 mujeres y hombres que hablan de nosotros.
Nosotros solemos decir a menudo que son pocos los medios de comunicación internacionales a los que consideramos «medios amigos». No porque hablen siempre bien de nosotros (eso les invalidaría como medios de comunicación), sino porque hablan con independencia, con criterio propio, y no copiando lo que dicen los grandes medios o agencias francesas o españolas que, tampoco nos cansamos de repetirlo, son herramientas de la construcción y mantenimiento del Estado español y el Estado francés. Por ejemplo, dos de esos medios amigos son The New York Times y The Guardian.
Pero volvamos al principio, donde decíamos que nos va a resultar difícil presentar este libro. Y lo es porque lo que ha escrito Fernando Pérez de Laborda para presentar su trabajo es lo que nos hubiera gustado a nosotros escribir. Nos hemos sentido tan representados y reflejados en ese texto, que no cambiaríamos ni una coma.
Bueno, sí hay algo que sí cambiaríamos (los que nos conocen de hace tiempo saben lo mucho que nos cuesta no cambiar algo). Donde el autor escribe, refiriéndose a esas 1.219 miradas que recoge:
«Todos ellos constituyen, por lo tanto, una larga lista de analistas objetivos que componen un relato singular y diferente sobre la historia de Euskal Herria, una imagen real y auténtica del importante papel que ha jugado el pueblo vasco en la construcción de la moderna Europa»
Nosotros habríamos cambiado un poco el foco, y habríamos escrito
«Todos ellos constituyen, por lo tanto, una larga lista de analistas objetivos que componen un relato singular y diferente sobre la historia de Euskal Herria, una imagen real y auténtica del importante papel que ha jugado el pueblo vasco en la construcción del mundo que conocemos.»
Porque las vascas y los vascos hemos estado presentes y hemos sido protagonistas de muchas de las grandes gestas que han dado forma al mundo de hoy. En todos los rincones del globo y en todos los estratos de la sociedad.
Nos sentimos orgullosos de que, desde la humildad de esta web, hayamos ido recogiendo algunas de esas «miradas» a «lo vasco». Y nos sentimos felices de que con este libro se pueda ofrecer, a nuestra sociedad y a todas las personas de cualquier rincón del mundo interesadas en saber qué y quiénes somos, una herramienta que les permita tener una visión más clara, limpia y objetiva de eso, de qué es esta nación y quiénes y cómo somos sus habitantes.
Todo el texto nos encanta, pero hay dos frases que nos parecen claves:
«La gestión que ellos hacen de sus propios recursos es impecable. Pocos pueblos hay en Europa tan bien organizados. Defienden lo suyo porque entienden que nadie les va a ofrecer nada mejor.»
Y una más larga, pero muy importante, clave:
«El ansia de libertad e independencia del pueblo vasco, que se repite como una coletilla a lo largo de las crónicas, no hay que contemplarla como un término negativo, como una necesidad de levantar barreras con respecto a los Estados vecinos, sino más bien como una determinación para poder interactuar sin trabas entre los propios territorios históricos y el extranjero y poder así gestionar sus propios recursos. La voz, por consiguiente, no tiene la misma consideración que la que se le otorga, a día de hoy, a la palabra nacionalismo o separatismo. Ya lo advirtió el escritor norteamericano Mark Kurlansky en 1999: “No hay palabra que peor defina a los vascos que el término separatistas”.»
No lo duden, es un libro que tienen que leer, al menos si quieren conocer de verdad cuál es la imagen de nuestra nación, sin los filtros de los que niegan o esconden su existencia.
Pueden adquirirlo en la web de la Editorial Txalaparta.
Euskal Herria. La mirada extranjera
Fernando Pérez de Laborda
En 1997, visitando un mercadillo de las pulgas de la ciudad de Hamburgo, me topé con un libro que, años después, marcaría el rumbo que habría de seguir para completar una obra como esta. El libro era de Kurt Tucholsky, su título Ein Pyrenäenbuch (Un libro pirenaico) y el texto componía un relato de viajes de factura personal que recorría en 1925, de oeste a este, toda la vertiente norte de los Pirineos. El testimonio que Tucholsky reflejaba sobre los vascos me pareció tan interesante que acabé por traducirlo y publicarlo gracias a la editorial Txalaparta.
La misma editorial me propuso entonces indagar en el panorama literario internacional, para tantear a ver cuántos otros autores extranjeros habrían pasado por Euskal Herria sin que nosotros nos hubiéramos enterado. Fui entonces profundizando en la literatura de viajes para buscar indicios de sus visitas y de las descripciones que hacían de nuestras costumbres y nuestro carácter. No quise ceñirme, sin embargo, solo a los visitantes, sino que fui un paso más allá para incluir a personalidades que, aunque nunca hubieran tenido la oportunidad de visitar nuestro país, sí que dejaron sobradas muestras del interés por él. Así descubrí a Leibniz (1687), el matemático que dijo que estaba desatendiendo su latín solo por querer averiguar el origen de la lengua vasca. Él fue quien encargó al hugonote vasco exiliado en Londres Pierre d’Urte un diccionario vasco que se encontró 200 años después en un castillo de Oxford. O a Pier Paolo Pasolini (1975), ferviente defensor de los dialectos italianos, que comentaba que la defensa de la lengua debía llegar al límite del separatismo, poniendo como ejemplo al pueblo vasco. La diáspora vasca debía tener además su hueco, por la huella profunda que esta había dejado en el desarrollo de muchos Estados. Balleneros vascos y pastores americanos habían dejado su memoria allí por donde había pasado. Como muestra se podrían mencionar los trabajos de Selma Huxley y Robert Laxalt, y también la graciosa anécdota de Perkins en 1852 en California, donde los mexicanos se quedaban atónitos al ver cómo los vascos se dedicaban a levantar piedras después del trabajo. No se lo podían creer.
El conjunto de autores lo conforman 1219 mujeres y hombres ordenados por orden cronológico, desde Tito Livio en el siglo I a.C. hasta la revista especializada Heritage Daily, que declaró la mano de Irulegi como uno de los grandes descubrimientos arqueológicos del 2023. El libro presenta las crónicas destacando citas e ilustraciones que muestran una mirada desde los ámbitos más diversos. La gran mayoría de los autores que nos visitan llega sin una opinión previa que pueda condicionar su relato. No se dejan influir, por lo tanto, por lo que ya había quedado anteriormente anotado por la historiografía francesa y española. Los testimonios que nos ofrecen los viajeros son, en muchos casos, diametralmente opuestos a los apuntados en aquellas crónicas. La mayoría de ellos nos cuentan, con cierta amargura, sobre la fatalidad que supone la violenta separación que ejerce la frontera trazada en medio de nuestro territorio y sobre la paradoja política que supone ver a un pueblo dividido entre dos Estados.
Unas veces no son más que sencillos viajeros, otras, en cambio, personalidades ilustres (Victor Hugo, Alejandro Dumas, Nabokov…) que, a pesar de observarnos con su ojo crítico, no dejan de tener una mirada condescendiente hacia un pueblo que sufre la agonía destinada para los pueblos pequeños: la lucha por intentar ganarse su espacio en el suelo europeo y no sufrir el destino de los desheredados. No correr la suerte de ser borrados, para siempre, del mapa de las naciones. Así lo expone el gran erudito prusiano Wilhelm von Humboldt al escribir en 1799 una carta al poeta Goethe, donde le cuenta que nunca había “conocido un pueblo que hubiera mantenido un carácter nacional tan marcado”.
El empeño que muestran algunos de estos visitantes por mezclarse con el pueblo, por compartir sus aposentos y participar de sus esparcimientos y disputas, supone para ellos una implicación directa que altera el orden de las cosas. Todos ellos acaban sorprendidos por una sociedad que se rige por medio de unos valores morales y de justicia que se alejan bastante del modelo impuesto por esos poderosos relatos que promueven los Estados vecinos. Si alguien quisiera conocer la vida de alguien, lo primero que haría es consultar su autobiografía y después conocer la opinión de todo los que le han conocido. Recurrir a sus vecinos no sería, desde luego, la mejor opción. En nuestro caso la óptica desde la que nos ven españoles y franceses es interesada y demasiado reducida. Por eso es importante rastrear otras fuentes. Personas que lleguen sin prejuicios, con su mirada neutra. Es por eso que este libro tiene algo de mirada antropológica. Ya dice Sarrionandia en el prólogo que el libro es “una fuente de información histórica de valor singular, sobre todo para la historia social, cultural y de las mentalidades”.
Los viajeros observan, indagan, anotan y se sorprenden de la vitalidad de un pueblo que hace mucho que tendría que haber dejado de existir. Pero permanece vivo y vigoroso con todas las particularidades que lo hacen tan singular y, a la vez, tan anacrónico. Encontrar en medio de Europa un pueblo que conservara tradiciones perdidas, que hablara un idioma original y que viviera su ansia de libertad y autogobierno de una manera tan apasionada les merece, cuando menos, respeto y reconocimiento. Empatizan, por lo general, con sus maneras y sus modos, aunque estos sean a veces demasiado expeditivos. Pero lo dicen muchos: los vascos tienen mucho que perder ante la anarquía social a la que se ha llegado en las demás provincias españolas. La gestión que ellos hacen de sus propios recursos es impecable. Pocos pueblos hay en Europa tan bien organizados. Defienden lo suyo porque entienden que nadie les va a ofrecer nada mejor.
Y los personajes se suceden, ofreciendo una mirada amplia y diversa de nuestros pueblos, nuestros paisajes y nuestras gentes. Son antropólogos que no dejan de asombrarse al presenciar costumbres que creían extinguidas, viajeros que perciben la sencilla dignidad de los habitantes, historiadores que recogen principios políticos y sociales que parecen estar fuera de época, periodistas que emiten trágicos informes desde el frente, políticos que elogian el orden que generan los fueros, soldados que escriben diarios desde las trincheras, mercenarios a sueldo que desertan por no poder hacer frente a la injusticia, feministas sorprendidas de ver la libertad de la que gozan la mujeres, sociólogas que aluden al igualitarismo social imperante o marinos que ensalzan el valor de los balleneros. Todos ellos constituyen, por lo tanto, una larga lista de analistas objetivos que componen un relato singular y diferente sobre la historia de Euskal Herria, una imagen real y auténtica del importante papel que ha jugado el pueblo vasco en la construcción de la moderna Europa. El ansia de libertad e independencia del pueblo vasco, que se repite como una coletilla a lo largo de las crónicas, no hay que contemplarla como un término negativo, como una necesidad de levantar barreras con respecto a los Estados vecinos, sino más bien como una determinación para poder interactuar sin trabas entre los propios territorios históricos y el extranjero y poder así gestionar sus propios recursos. La voz, por consiguiente, no tiene la misma consideración que la que se le otorga, a día de hoy, a la palabra nacionalismo o separatismo. Ya lo advirtió el escritor norteamericano Mark Kurlansky en 1999: “No hay palabra que peor defina a los vascos que el término separatistas”.
Este libro condensa, desde una perspectiva cercana, una mirada crítica pero afectiva de todo lo que hemos sido.
Last Updated on Feb 27, 2024 by About Basque Country