No podia haber por lo tanto mejor forma de empezar nuestro acercamiento al mundo de los vascos de Filipinas que dedicando un espacio a esta persona extraordinaria.Ā Y por ello nos hemos dirigido a una persona que lo ha estudiado en profundidad: Jean-Claude Larronde.
Entre sus trabajos estĆ” el libro Ā«Manuel de Ynchausti (1900-1961) Un mecenas de gran elocuenciaĀ». Por eso le hemos pedido un artĆculo que nos sirva para tener una idea de este extraordinario personaje, y que sirva para reivindicar su figura que, como las de otros muchos grandes vascos, es muy poco conocida para la mayor parte de nosotros.
MANUEL DE YNCHAUSTI, UN PATRIOTA VASCO
Jean Claude Larronde
Manuel de Ynchausti
Manuel de Ynchausti permanece para muĀchos aĆŗn hoy como alĀguien desconocido. Es que, como era modesĀto y discreto, no era hombre a hacerse ver.
Todo lo largo de su vida, Manuel de Ynchausti aparece como un hombre inspirado por la fe en Dios, su amor al PaĆs Vasco, su voluntad de construir, de organizar sin dejarse derrumbar por los contratiempos y siempre en un torbellino de ideas.
En 1933, Manuel de Ynchausti decide realizar una gran parte de sus activos industriales de su empresa y viene a insĀtalarse en Donostia. Una vez declarada la Guerra Civil, es de aquĆ que le evaĀcĆŗan con su familia el 26 de julio de 1936. Se instala del otro lado de la muĀga, en Ustaritze, la antigua capital de la provincia de Lapurdi, e inmediatamente se pone a la disposiciĆ³n del Gobierno de Euzkadi.
En la tragedia del exilio, consecuenĀcia de la Guerra Civil espaƱola, estĆ” contento de estar al lado de su pueblo, de esas familias vascas rotas, de esos niĀƱos separados de sus padres, y de apaciĀguar los males en la medida de sus posiĀbilidades. Durante mĆ”s de dos aƱos, en Jatxou, crea, financia y organiza una coĀlonia de 34 niƱos vascos con un sĆ³lido entusiasmo y una atenciĆ³n de calidad.
De vuelta a Ustaritze, Manuel de YnĀchausti renueva rĆ”pidamente los lazos con los mĆ”s eminentes representantes de la cultura vasca de los dos lados del Bidasoa, la mayorĆa de los cuales son amigos suyos.
Juega un papel importante en la orĀganizaciĆ³n del VII y VIII Congresos de la Sociedad de Estudios Vascos āEusko-Ikaskuntza (Biarritz, setiembre 1948, Bayona, julio a setiembre de 1954).
Nombrado consejero del Museo VasĀco de Bayona en marzo de 1951, conciĀbe y realiza la sala de la diĆ”spora vasca por el mundo.
En abril 1961 la enfermedad puede con su corazĆ³n cansado.
Para muchos de sus compatriotas, que no le han olvidado, deja el recuerdo de un patriota clarividente, de un crisĀtiano ejemplar y de un Ā«mecenas inspiĀradoĀ».
Jean-Claude Larronde: Manuel de Ynchausti (1900-1961). Ediciones Bidasoa-64330 Villafanque (Lapurdi), 139 pp.