Las historias del Tajaderas y el Sacatripas
Dรฉcimo quinto cuento del confinamiento
Manuel Munarriz, alias โTajaderas โera natural de Tudela, de toda la vida, desde chaval justo aprendiรณ a leer y escribir y enseguida con 12 aรฑos o antes,ย con su padre al campo, y acabo de โAlamรญnโ, nombre antiguo de los regadores de Huertas Mayores, Viejรณn y Valpertuna, tรฉrminos del regadรญo tudelano en la cuenca del Queiles, que a dรญa de hoy se mantiene. Soltero para toda la vida.
Isidro Ladrรณn de Guevara, alias โSacatripasโ era natural de Murchante pero desde muy joven caso con una tudelana, se quedรณ viudo al aรฑo de casado y desde entonces Tudela fue su hogar. Su padre era de Madridย del Barrio de Lavapiรฉs, de oficio afilador, conociรณ a una murchantina, Dolores Magaรฑa y se casaron en Murchante y se pusieron a vivir juntos. Cuando llegรณ a Murchante, le advirtieron โ cuida, ย que en este Pueblo, enseguida te sacaran mote โ y contesto al que me lo saque, le saco las tripas-, desde ese dรญa, Sacatripas, รฉl y sus hijos.
El Tajaderas y el Sacatripas, eran amigos desde finales del Siglo XIX, les habรญa tocado vivir ya muchas peripecias juntos, se libraron los dos de la mili en el 40, justo acabada la Guerra Civil, de la misma quinta por estrechos de pecho, los dos espigaos y flacos, Tajaderasย pequeรฑo, y Sacatripasย alto.
El Tajaderas siempre llevaba la azada al hombro y las botas de regar siempre puestas, y en verano, o en los dรญas de calor, se las quitaba y se remangaba los pantalones como si las llevara puestas. El Sacatripas se habรญa quedado cojo de un accidente en una cosechadora y siempre le acompaรฑaba a todo, tenรญa una paga de โlisiaoโ. Los dos tenรญan campo y los dos se las arreglaban para llevar al mercado de lo que ponรญan en el campo y con ello tiraban. No salรญan de Tudela, ni a Zaragoza, ni a Pamplona. Cuando les preguntaban porque no salรญan, siempre decรญan lo mismo: โCon lo bien que se estรก en Tudela, pa que nos queremos ir a ningรบn laoโ.
Los dos se juntaban al punto de la maรฑana, y al punto era en verano y primavera, las 6 de la maรฑana, y en invierno, las 7 de la maรฑana. El punto de encuentro era siempre el mismo, el Quiosco de la Mejana, tasca tudelana que estuvo muchos aรฑos abiertosย y que tres generaciones pudimos conocer y gozar, junto al Puente del Ebro. Allรญ, cuando no tenรญan ย faena metรญan horas y horas, veรญan pasar coches, autobuses, caballerรญas, motos, bicicletas, y a todo el que pasaba le sacaban alguna aldragueria, y al que no conocรญan, tambiรฉn.
Los dos bebรญan tinto y en porrรณn, y cuando cargaban el codo, cogรญan las motos, los dos tenรญan unas โguzzisโ italianas que habรญan comprao a los italianos cuando estuvieron por Ablitas haciendo el Campo de Aviaciรณn, y se marchaban al huerto que tenรญa Tajaderas en โLa Mejanaโ, tรฉrmino de Tudela, a las orillas del Rio Ebro, famoso por sus huertos y sus verduras.
Una de las veces que se fueron tocaos del ala, echaron el agua para regar, el โPanizoโ, dรญcese maรญz, y como el huerto tenรญa un poco de desnivel y no se regaba bien, hicieron un โcaballรณnโ para que aguantarรก el agua la mitad de la pieza y cuando se regaba bien y estaba embalsada el agua, abrรญan el โcanteroโ y pasaba el agua a la otra parte del Panizo.
Aquel dรญa echaron el agua, y se tumbaron en el caballรณn a esperar que llegara, desde las 6 de la maรฑana se habรญan metido entre pecho y espalda, cuatro porrones de vino cada uno, y eran las 11 de la maรฑana, asรญ que les pillo el sueรฑo. Pedro Tobajas, vecino de huerto que andaba por allรญ, empezรณ a ver a que se sobraba el agua por una parte del camino, y entro al huerto a ver si estaba Tajaderas y para ver quรฉ pasaba, y allรญ estaban los dos, con el agua al cuello, tumbaos y sin enterarse que el agua les estaba cubriendo, para haberse quedaos ahogaos.
Pedro Tobajas los levanto, se espabilaron y les dijo: โAhhh pareja, si hubiera sido vino, por los cojones se sobraโฆโ.
Sacatripas era bastante maรฑoso con los lapiceros, y a veces le gustaba hacer dibujos en papeles, incluso alguna vez se atreviรณ a pintar alguna caricatura en el Quiosco de la Mejana, y le fue cogiendo gusto, si se acercaba algรบn forastero por el Quiosco de la Mejana le sacaba la caricatura y cobraba la voluntad.
Bueno, el caso es que habรญa dos seรฑoritos tudelanos, de cuyo nombre no me acuerdo, que venรญan con sus caballos a darles de beber al abrevadero que habรญa al lado del Quiosco de la Mejana. Ya habรญan tenido alguna vez algรบn con ellos, ย sus mรกs y sus menos, no solamente Tajaderas y el Sacatripas, sino media taberna, y el dueรฑo Fรฉlix, estaba mรกs que harto de ellos, porque siempre venรญan sacando faltas y riรฉndose de la gente que frecuentaba la tasca.
Los dรญas que venรญan y las horas eran siempre las mismas, los sรกbados y los domingo a las 9 de la maรฑana y las Fiestas de Guardar, se subรญan a Montes de Cierzo a galopar y a la bajada siempre paraban en el Quiosco. Aquella maรฑana, el Sacatripas le pidiรณ a Fรฉlix, – oye Fรฉlix, no tienes por ahรญ unas tizas de esas de colores para poner los anuncios en la pizarra-, Fรฉlix le contesto, – Si para que las quieres, -, nada dรฉjamelas un rato que te las devuelvo, que voy a pintar una cosa-.
Sacatripas y Tajaderas, se fueron detrรกs, junto al abrevadero, mientras Tajaderas vigilaba, el Sacatripas pintaba. Acabada la faena, Sacatripas le devolviรณ lo que quedaba de tizas a Fรฉlix. Fรฉlix al ver que apenas quedaba, le dijo: – โTe las has comido o que, no me vuelvas a pedir tizas en tu vida, y ahora con que marco yo en la pizarra, serรกs mandrilโ.
Al rato aparecieron los seรฑoritos, pasaron por la taberna, saludaron quitรกndose el sombrero y a la hora volvieron del paseo,ย se bajaron de las caballerรญas, con una rienda ataron a la argolla a los dos jamelgos, y se disponรญan a pedir al tabernero, cuando de repente los animales empezaron a relinchar y a tirar de las riendas, se soltaron, y echaron a correr por el Puente direcciรณn Cabanillas. Los seรฑoritos detrรกs a gritos y chiflidos llamรกndoles.
Mientras, todos los clientes y el tabernero, en la mitad del Puente viendo el espectรกculo. ยฟQuรฉ les habrรก pasao a los caballos?, que raro, se preguntaban. Cuando Fรฉlix, el tabernero se disponรญa a meterse a la barra, se fijรณ en el murete del abrevadero, y allรญ a colores, habรญa pintada una serpiente preciosa, ningรบn โpura sangreโย se hubiera acercado a beber a agua, por muy valiente que fuera. Fรฉlix saco un porrรณn y les dijo: โAla este corre por cuenta la casa, que os lo habรฉis ganaoโ, dรกndoselo al Sacatripas y al Tajaderas,ย riรฉndose sin parar.
Last Updated on Dec 20, 2020 by About Basque Country