Cortes (y la muerte de Maravillas Lamberto)
Cortes y Fitero fueron de los primeros pueblos navarros que contaron con agrupaciones obreristas por el año 1917, aunque en Cortes existe constancia que en el año 1916, la CNT tenía actividad en el interior de la azucarera. La participación anarcosindicalista fue clave en las huelgas de 1920 de las dos azucareras de la localidad.
Al llegar las Elecciones Municipales de abril de 1931, socialistas y republicanos presentaron candidaturas separadas y los socialistas se quedaron sin concejalía. El 15 de abril, se proclama la Republica y Esteban Urzaiz, el nuevo alcalde, tiene que impedir que el retrato de Alfonso XIII sea arrojado por el balcón ante el numeroso público congregado. El Ayuntamiento se constituye una vez más de forma provisional ante las reclamaciones presentadas por la izquierda por las irregularidades cometidas por la derecha durante todo el proceso electoral. Repetidas las elecciones, el empate es a cinco concejales y una moneda lanzada por un niño, y dará la alcaldía a Mario León de Gaviria, candidato de la derecha. Su dimisión en 1932 posibilitará la llegada de Domingo Ciriza, republicano.
La tensión social se palpaba en Cortes ya que viejos conflictos afloraron. El Grande de España, Duque de Miranda, tenía un tercio del término municipal con 11.600 robadas. La mayoría de las corralizas habían quedado fuera de la Desamortización de Mendizábal. A pesar de mantener 15.000 robadas como comunal, los problemas de la desigual repartición de la tierra eran palpables. El 52% de los vecinos se encontraba sin tierras y el cierre de la Azucarera agravó la situación de injusticia social.
A pesar de los primeros intentos negociadores, de forma pacífica, la no aplicación de la Ley de Reforma Agraria radicalizará las posturas de Ugetistas y Anarcosindicalistas y empezarán la quema de pajares, se ocupó alguna finca y en julio de 1933 se declara y produce una huelga total de braceros y pastores. En junio de 1934, una nueva huelga de tres días provocará el enjuiciamiento civil de siete socialistas y la clausura del Casa del Pueblo de la UGT. La Revolución de Octubre en Cortes supuso que un numeroso grupo de manifestantes intentará tomar el Ayuntamiento y tras el fracaso revolucionario, 14 vecinos son condenados a un año de prisión y otros diez a dos meses y un día.
Con la llegada del Frente Popular las reivindicaciones seguirán latentes y un mes antes del golpe militar son detenidos varios facinerosos y puestos en libertad por el juez. El Fascio se estaba organizando. El 19 de julio, los bajos del Ayuntamiento estaban abarrotados de detenidos y se tienen que habilitar cuartos en el piso superior y en el local del Baile de la juventud. A partir de este momento comenzarán las “sacas” de presos.
El 27 de julio, en un camión traído de Tudela, cargaron a once del pueblo, dos de Olite y dos de Ribaforada, y los fusilaron en la Dehesa de Ribaforada, en el Km 106 de la carretera general. Antes de llevarse a Pedro Segura “Caracho”, le obligaron a quemar una bandera en medio de la plaza. Con él murieron Juan Mendoza “Picón”, padre de 8 hijos, Pedro Hueso, Anastasio Faldos, Cándido Clavería, Félix Cascan y Casino Abad. Gregorio Bonel y Juan Pérez escaparon en el trayecto. Gregorio se fue a Llueca, de donde era natural; un pastor lo denunció y lo mataron. Juan consiguió salvarse y no regresó a Cortes.
Aquel 19 de julio, el Comandante del puesto de la Guardia Civil, José García Fernández, destituyó al Ayuntamiento y nombró a Santiago Fernández como nuevo alcalde. El comunismo era perseguido hasta por llevar alpargatas rojas, y así, a varias mujeres se las quitaron. Una madre con cuatro hijas fueron obligadas a desnudarse porque decían que tenían tatuados en sus cuerpos la hoz y el martillo. A una de las hijas, Misericordia Abad, la fusilaron en la carretera Zaragoza junto a Enolasca Vela después de haber sido vejadas, humilladas y maltratadas. Antes de matarlas les cortaron el pelo y Fidel Lostado se prestó voluntario para hacer de peluquero. Julián García, casado con Enolasca Vela, también fue asesinado.
Vicente Castro fue asesinado el 9 de agosto, cerca de las Casas Blancas de Buñuel. Por esos mismos días fusilaron a Vicente Navarro, exconcejal, Guillermo Alcázar, Delfín Saldaña, Isidro Torres “El cojo”, Jacinto Lostado, Catalino Lázaro, Julián Tristán y otros. Los que participaban en las matanzas eran del pueblo y cuando dejaron de matar a los del Pueblo, algunos se fueron a los frentes de guerra. El Cabo de la Guardia Civil fue el principal instigador a la represión, y con el jefe de Falange, los más temidos por los vecinos de izquierdas y republicanos.
Un domingo se llevaron a José Pérez “Pachico”, Miguel Duarte “Agrio”, Miguel Sanz “Tío Chanflin” y Esteban Sánchez a las orillas del Ebro, y allí los mataron, tiraron los cadáveres al río y la corriente se los llevó. Todavía no han sido encontrados. A Rogelio Sánchez lo ocultaron sus hermanos en la Misericordia del Santuario de Borja, enterados los del pueblo fueron allí y lo mataron. Felipe Grávalos “Alpargatero” fue herido con una lezna, herramienta tipo destornillador, en el costado cuando lo bajaban detenido del juzgado entre dos falangistas. Por la tarde, el confesor lo encontró destrozado y atado a una silla, luego lo fusilaron en la puerta del Cementerio de Buñuel. Su familia fue expulsada del pueblo.
Una “razzia” encabezada por el médico Julio Vinuesa detuvo el 3 de septiembre, durante la madrugada, a Ciriaco Navarro, Manuel Aranda y Antonio Faldos. La hija de Antonio les ofreció el cordero y la burra para que dejaran libre a su padre, le contestaron que lo llevaban para declarar. Cuando lo iban a atar intentó escapar y lo mataron allí mismo. Los cadáveres de los otros dos aparecieron al día siguiente en los “Plantaus de Novillas”. Román Martínez consta también muerto el mismo día.
El 9 de septiembre, se llevaron a Pepe Sánchez y Pablo Arellano, padres de cuatro hijos cada uno. Un grupo de familias abandonaron definitivamente Cortes; la de Juanico Royo, Cándido Clavería, Antonio Bona…Este último tenía fábrica de juguetes y los falangistas destrozaron numerosos moldes y figuras; algunos representaban a Alfonso XIII saliendo de España. Los vecinos ayudaron a Antonio y pudo cargar en un vagón los muñecos que le quedaban antes de huir de Cortes precipitadamente.
Celestino Cerdán “guarnicionero” fue otro de los fusilados junto al Ebro y tirado al río, Justo Jiménez fue asesinado en Zaragoza y a Matías Guerrero lo cogieron cuando paseaba cerca de su casa, convaleciente de una enfermedad que lo había tenido en cama largo tiempo, y lo mataron. Según queda reflejado en el libro-documento “Navarra, de la esperanza al terror, 1936”, se realizaron cortes de pelo a Luisa Cerdán, Eulalia Vera, Higinia Rodríguez, Carmen Lacosta, Ángeles Bonel, Mercedes Mendoza, Aurelia Huerta, Enolasca Vela, Victoria Villafranca, Mª Soledad Heredia, Aurora Urzaiz, Esperanza Buñuel, María Cerdán, Prudencia Pérez, Luisa Jiménez y María Aznar.
LA MUERTE DE MARAVILLAS LAMBERTO (LARRAGA)
“Yo sólo le puedo dar razón de lo que vi y lo recuerdo aunque solo tenía 10 años. El día 15 de agosto, a eso de las dos de la mañana, subieron a casa dos del pueblo y un guardia. Teníamos una habitación con dos alcobas. Mis padres dormían en una y mi hermana Maravillas y yo en la otra. Subieron, como le digo, Julio Redín Sanz, que después murió en el frente de Fraga quemado en un accidente de camión – que todo el mundo decía que había sido castigo de Dios – y el hijo del Churrero que aún vive. Creo que uno era de Falange y el otro requeté. Vino también una pareja de la Guardia Civil del puesto de Artajona; uno de ellos, Arana, subió al cuarto y el otro se quedó en la puerta de casa con los demás que vinieron para llevarse a mi padre. Estos no sé quiénes eran, porque no los vi. Cuando le dijeron a mi padre que se levantara, mi hermana, que estaba conmigo en la cama, les preguntó a dónde lo llevaban: “Pues lo llevamos al Ayuntamiento a hacerle unas preguntas”. Y como mi hermana ya tenía 14 años y un poco más de conocimiento que yo, y sabía que se estaban llevando a los hombres para matarlos, les dijo, “Yo quiero saber qué le hacen a mi padre”. “Pues, ven si quieres”. Maravillas se levantó de la cama, se vistió y se fue con ellos. A mi padre lo encerraron en la cárcel, que está en la planta baja del Ayuntamiento, y a ella la subieron arriba. Y allí es donde todos esos la violaron e hicieron con ella todo lo que quisieron. ¿Seguro? Segurísimo. Porque ellos mismo lo decían y todo el mundo lo sabe en el pueblo. Y también se sabe quiénes fueron. El primero, el secretario del ayuntamiento, ya difunto. Hecho el salchucho, ya no la podían dejar como estaba, con toda la ropa rota, después de las barbaridades que habían hecho con ella, porque tenían miedo de que pudiera contarlo. Por eso la mataron.”
(Pilar Lamberto, Testimonio que aparece en el Libro-Documento “Navarra, de la esperanza al terror, 1936”)
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