A nosotros su historia no nos sonaba de nada, a pesar de su importancia histórica. Por eso, después de reconocer nuestra ignorancia, nos alegra tanto conocer su historia a través del articulo de Coral Aguirre (otra americana con un extraordinario apellido vasco) publicado en el diario mexicano Milenio.
En este artículo podemos conocer la historia de esta libertadora de Hispanoamérica, nacida en Chuquisaca, actual Bolivia, que tuvo un padre vasco con suficiente valentía y coraje como para casarse con una mujer mestiza, con lo que eso significaba a finales del siglo XVIII. Resulta curioso ver cómo en muchas de las biografías, incluso de hoy en día, de esta heroína de la independencia americana, definen al padre como de dudoso linaje español (alguien nos explicará que quieren decir con esto). Lo que sabemos, por lo que nos cuenta Coral Aguirre en el artículo que referenciamos, es que las buenas relaciones de los padres con los líderes indigenistas, no solo son mantenidas por Juana Azurduy, sino que ésta acaba convirtiéndose en una de sus dirigentes en su lucha contra la represión de los Realistas y en favor de la independencia americana, a costa de su hacienda, y de la perdida de toda su familia.
Una historia con un final triste, debido a la muy habitual incapacidad de las sociedades de reconocer en vida a sus héroes (sobre todo si son mujeres y con sangre indígena). A nosotros, que siempre nos gusta encontrar sangre vasca entre los libertadores de América, en este caso esta satisfacción es mucho mayor, por tratase de una mujer y mestiza (lo que le sitúa dentro de la excepcionalidad en unos tiempos en que se le negaban todos los derechos a las mujeres), y por su especial compromiso con los derechos de los indígenas, actores pasivos, en la mayor parte de los casos (incluyendo la actualidad), de lo que sucede en lo que, por derecho, son sus tierras.
Un final triste por partida doble. Se había propuesto en el Parlamento argentino que su rostro se imprimiese en los billetes de 100 pesos, convirtiéndose así en la primera mujer que apareciese en la moneda de cursos legal de este país sudamericano. Por desgracia, desde nuestro punto de vista, la decisión final ha sido que sea el rostro de Eva Perón el que se utilice para iluminar ese billete.
Milenio – 19/8/2012 – México
Juana Azurduy
Santa Juana de América la llamó el dramaturgo argentino Andrés Lizárraga, quizás porque en su lucha feroz por las independencias del Sur, era imposible identificarla como argentina. Juana Azurduy, de padre vasco y madre mestiza, nació en 1780 en un pueblito cercano a Chuquisaca en el Alto Perú, en la actualidad Bolivia. Todavía no éramos naciones sino hijos de España dentro del Virreinato del Perú y luego del Virreinato del Río de la Plata. A mí me asombra por su desmesura, tan semejante a una heroína griega, como una suerte de Pentesilea latinoamericana, al tiempo que siento en ella, el fluir de una sangre india, nuestra, rotunda.
(Sigue) (Traducción automática)
Gracias al comentario que nos ha enviado Juan M. Eliçabe podemos incluir la canción dedicada a Juana Azurduy interpretada por Mercedes Sosa
Last Updated on Mar 10, 2018 by About Basque Country
JUANA AZURDUY
http://www.youtube.com/watch?v=SERg8GKCNeA
Letra: Félix Luna
Música: Ariel Ramírez
Juana Azurduy,
flor del Alto Perú,
no hay otro capitán
más valiente que tú.
Oigo tu voz
más allá de Jujuy
y tu galope audaz,
doña Juana Azurduy.
Me enamora la patria en agraz,
desvelada recorro su faz;
el español no pasará,
con mujeres tendrá que pelear.
Juana Azurduy,
flor del Alto Perú,
no hay otro capitán
más valiente que tú.
Truena el cañón,
préstame tu fusil
que la revolución
viene oliendo a jazmín.
Tierra del sol
en el Alto Perú,
el eco nombra aún
a Túpac Amaru.
Tierra en armas que se hace mujer,
amazona de la libertad.
Quiero formar
en tu escuadrón
y al clarín de tu voz,
atacar. Juana Azurduy,
flor del Alto Perú,
no hay otro capitán
más valiente que tú.
BIOGRAFIA:
Juana Azurduy de Padilla fue una líder guerrillera boliviano-argentina en las luchas por la emancipación latinoamericana.
Llamada por Félix Luna en una cueca norteña “la flor del Alto Perú”, nació el 12 de julio de 1780 en el cantón de Toroca en las cercanías de Chuquisaca, Virreinato del Río de la Plata, Alto Perú, actual Bolivia y murió en Chuquisaca el 25 de mayo de 1862.1 2
Fue una líder revolucionaria que combatió en la Guerra de Independencia Hispanoamericana en el Alto Perú, asumiendo a la muerte de su esposo la comandancia de las guerrillas que conformaban la luego denominada Republiqueta de La Laguna, por lo que es honrada su memoria en la Argentina y Bolivia. El año de su nacimiento la ciudad de La Paz fue sitiada por Túpac Catari y Bartolina Sisa, alzados en armas en apoyo a Túpac Amaru. Hablaba el castellano, quechua y aymara.
En una carta escrita en 1830, cuando vagaba por las selvas del Chaco argentino:
“A las muy honorables juntas Provinciales: Doña Juana Azurduy, coronada con el grado de Teniente Coronel por el Supremo Poder Ejecutivo Nacional, emigrada de las provincias de Charcas, me presento y digo: Que para concitar la compasión de V. H. y llamar vuestra atención sobre mi deplorable y lastimera suerte, juzgo inútil recorrer mi historia en el curso de la Revolución.(…)Sólo el sagrado amor a la patria me ha hecho soportable la pérdida de un marido sobre cuya tumba había jurado vengar su muerte y seguir su ejemplo; mas el cielo que señala ya el término de los tiranos, mediante la invencible espada de V.E. quiso regresase a mi casa donde he encontrado disipados mis intereses y agotados todos los medios que pudieran proporcionar mi subsistencia; en fin rodeada de una numerosa familia y de una tierna hija que no tiene más patrimonio que mis lágrimas; ellas son las que ahora me revisten de una gran confianza para presentar a V.E. la funesta lámina de mis desgracias, para que teniéndolas en consideración se digne ordenar el goce de la viudedad de mi finado marido el sueldo que por mi propia graduación puede corresponderme”.
Pasó varios años en Salta solicitando al gobierno boliviano, ya independiente, sus bienes confiscados. El mariscal Antonio José de Sucre le otorgó una pensión, que le fue quitada en 1857 bajo el gobierno de José María Linares. Murió indigente el día 25 de mayo de 1862 cuando estaba por cumplir 82 años y fue enterrada en una fosa común.
Su restos fueron exhumados 100 años después, para ser guardados en un mausoleo que se construyó en su homenaje.
Gracias Juan M. Eliçabe. Incluimos la canción de Mercedes Sosa en la información.
Cuánto nos queda por aprender de los nuestros…..
Juana Azurduy, Por Mercedes Sosa
http://www.youtube.com/watch?v=SERg8GKCNeA